Reinventando el blog, reinventando mi vida.

No me mudé durante 26 años, viví en la misma casa desde que nací hasta que me casé. Y eso, casarme, ni siquiera implicó mudarme, porque salvo ropa y libros (una gran cantidad por cierto), dejé todo en lo de mamá y papá, la casa marital se armó de cero con regalos y dedicación. 
Pero desde que me separé no paré. Me mudé 3 veces en un año, qué manera de subir el promedio, cajas van cajas vienen. El tema es que recién ahora estoy volviendo a tener mis cosas, mis libros (aunque sin biblioteca, porque aunque no lee, vacía, se la quedó él), y gracias a Dios, mi taller. Pero mientras todo eso no lo tenía o estaba en cajas, me dediqué a comer y cocinar y sacar fotos. Armada de los pocos utensilios que logré llevarme, las ollas que me volví a comprar, las cocinas de mis múltiples hogares y San iPhone, cocinaba, sacaba fotos y comía. Una manera de retener lo efímero ya que lo más anclado a la tierra así como los kilos que se iban acumulando, quedaban totalmente fuera de mi control y alcance. 
Así que mientras voy armando mi taller, a disfrutar un poco de la comida...

Empanadas de Arish
Las empanadas de Arish, imagino, son típicas de la comida árabe. Digo imagino porque salvo hechas por las mujeres de mi familia, no las comí en ningún otro lado. Las aprendí a hacer con mi abuela paterna, pero hasta hace poco nunca había puesto en práctica la receta, tal vez por nostalgia, tal vez por un pudor ancestral. Cada vez que quería empanadas de Arish se las pedía a mi Tía Lucy. 
La clave para que sea un gusto distinto es la nuez moscada. 

12 tapas de empanadas (a mi me gustan las hojaldradas porque parecen más livianas, mi prima Sol dice que van con la común y mi Tía Lucy hace la masa ella...)
4 huevos
2 sachets de ricotta, puede ser descremada
1/2 taza de queso rallado
2 cebollas moradas porque quedan más lindas, cortadas chiquitas
Sal y pimienta
Oliva
Nuez moscada

Precalentar el horno a fuego medio.
Rehogar la cebolla en el oliva hasta que esté transparente.
Batir los huevos un poco, agregar y mezclar con cuchara de madera: la ricotta, el queso rallado, sal, pimienta y rallar la nuez moscada. Una vez que esté todo, agregar la cebolla que no tiene que estar caliente para que no se cocine el huevo.
Ir llenando las tapas y cerrar en triangulitos.

Para los que tienen fiaca o quieren cambiar un poco, con el mismo relleno pueden hacer una tarta. En una tartera de 20 cm más o menos, disponer una tapa de tarta, hacerle unos pinches con un tenedor. Poner el relleno y tapar con la otra tapa, unir los extremos de las dos tapas procurando que quede bien sellada. Hacer unos pinches en la panza de la tarta con un tenedor. Horno por 20 minutos aprox. 

Enjoy!